Estado hídrico de un cultivo (viñedo)
Ante las perspectivas de cambio climático, el estado hídrico de nuestros cultivos debe ser monitorizado en todo momento para poder usar los recursos hídricos, el agua disponible, de modo inteligente. En esta entrada voy a analizar el empleo de la termografía dron para determinar como regar de forma inteligente un viñedo
Actualmente, la ciudadanía y sus gobernantes están muy preocupados por la gestión del agua. En España, según el Instituto Nacional de Estadística (INE) el 80% del agua disponible se destina a riego de agricultura. Por ello, se están buscando estrategias que permitan reducir el riego sin que la producción y la calidad de los productos sean comprometidos.
La viticultura tradicional está implantada en áreas de clima mediterráneo donde existen limitaciones de agua importantes. Las condiciones de cultivo se encuentran enmarcadas por un déficit hídrico muy pronunciado y por la implantación del viñedo en terrenos pobres y secos. Sin embargo, estas condiciones desfavorables han definido tradicionalmente los viñedos de calidad, considerando que sólo en esas condiciones dan buenos vinos. Pero hoy en día se reconoce científica y técnicamente la necesidad de un aporte hídrico para mantener un equilibrio óptimo cantidad-calidad. Un riego suplementario es
beneficioso, regulariza la cosecha permitiendo estabilizar la calidad de la uva
En nuestras condiciones la escasez de agua es un hecho habitual en algunas zonas, problema agravado aún más por el cambio climático, por lo que emplear la cantidad óptima de agua en el riego optimizando los recursos hídricos es una necesidad. Por ello se usan estrategias de riego deficitario controlado
Termografia para determinar el estado de la planta
El empleo de termografía permite establecer el estado hídrico de la planta, y por extensión, de toda la zona cultivada. Si se identifican qué zonas de la plantación presentan estrés hídrico, esto permitirá regar donde sea necesario, programando riegos selectivos por zonas que permitan a la planta su mejor desarrollo y aprovechamiento.
¿Y cómo usamos la termografía para saber si una planta necesita riego? Todo está en las hojas. Es conocido que la temperatura de las hojas medida mediante termografía infrarroja, depende de la tasa de traspiración, por lo que también es un buen indicador de la apertura estomática y por tanto del estado hídrico de la planta. Pero no es posible determinar el nivel de estrés exclusivamente mediante la temperatura de su follaje, ya que esta depende de la temperatura ambiente y del nivel de apertura estomática, así como de la conductividad hidráulica de la planta. Por eso se debe emplear un índice: uno de los más aceptados para la determinación del estrés hídrico es el CWSI (Crop Water Stress Index) (Jones, 1992). El CWSI toma valores entre 0 (mínimo estrés hídrico posible), y 1 (máximo nivel
de estrés) que corresponde a una hoja con los estomas cerrados.
El CWSI arroja mejores resultados en relación con el potencial para los tratamientos con mayor déficit hídrico. Para unos valores de potencial hídrico entre -0,8 y -0,9 MPa existe una correlación entre ambos con un valor de significación medio del 60%. Por lo anteriormente expuesto es más aconsejable tener en cuenta la correlación entre el potencial y el CWSI por la tarde para tratamientos con menor grado de hidratación y por la mañana si tienen menor déficit hídrico (Camacho, 2020).
La temperatura de las hojas depende de la tasa de traspiración, por lo que también es un buen indicador de la apertura estomática y por tanto del estado hídrico de la planta
Javier Raimundo
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